Los que habitamos al sur del Ecuador, ya nos acostumbramos al hecho de que el desarrollo del deporte más hermoso del mundo -como lo definiera el otrora relator de ESPN, Luis Omar Tapia- se da en las tierras lejanas de Europa y no acá. Nos acostumbramos a disfrutar por poco tiempo en nuestra liga a varios de los jugadores más exquisitos del mundo, para luego verlos triunfar o fracasar en equipos grandes, chicos o medianos de los grandes y pequeños países de Europa. Así es que, los que amamos a este deporte, también nos acostumbramos a seguir la Champions League, incluso en mayor medida que la inevitablemente devaluada Libertadores de América.
Hoy recibí una visita de un amigo que, ni bien abierta la puerta de mi morada me dijo entusiasmado: "¿Viste cómo salió el sorteo de la Champions?". No lo había visto. "¡El Arsenal juega contra el Barça!". Sí, los dos equipos de juego más vistoso del mundo se enfrentarán.
Mi dilema es el siguiente: ¿debo estar contento o amargado?. En el momento, mi amigo se alegró y yo me amargué. Mi amigo argumentó que va a ser un partido lindísimo, y que en algún momento se irían a cruzar. Yo argumenté, puerilmente -pero no por eso, con menos razón- que no quiero que se eliminen tan rápido entre sí, y que no iba a saber por quién hinchar. ¡Ah, la incertidumbre!
Lo peor es lo del inter contra el CSKA, que le da muchas chances de que termine siendo semifinalista el inter con su futbol asqueroso carusista,y con mourinho que cuadno jugo contra el barça en la primera ronda los mando a todos atriqui a rascar un empate y se termino haciedno un partido de mierda.
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